Establecer prioridades con una mirada a largo plazo

Augusto Rey, regidor de la Municipalidad de Lima, sostiene que para entender a la ciudad, sus problemas y potencialidades, hay que priorizar: qué obras y estudios técnicos responden a las necesidades de la gente; qué espacios públicos se deberían de preservar y expandir.
Y no solo se trata de atender lo urgente.
Sino lo necesario. Para Rey, este proceso debe basarse en evidencia técnica para satisfacer la brecha en infraestructura, transporte y lugares de encuentro. Ante todo, planificando el desarrollo urbano para generar ciudadanía.
“Hace falta identificar las experiencias que en otras partes del mundo han funcionado y adecuarlas a Lima. Además, apostar por una movilidad sostenible a través de un sistema integrado de transporte eficiente y moderno para posibilitar que los ciudadanos ejerzan plenamente sus derechos”, dice Rey.
Transportarse no solo es atravesar la ciudad sino acceder a salud, educación, trabajo y ocio: aquellas cosas fundamentales de las cuales está compuesta la vida. Si no se cambia el sistema actual será “muy difícil que Lima sea una ciudad más justa y competitiva”.
Pero, en gran medida, las obras de infraestructura se han dado bajo la ideología de la obra por la obra en sí. Orientadas hacia un modelo de expansión urbana horizontal y vehículos privados, han desatendido al 70% de la población de Lima que utiliza el transporte público.
La demanda de acción inmediata debería de planificarse para generar predictibilidad y no la generación “espontánea” de obras de beneficio incierto. Sin embargo, “para autoridades que no piensan en el futuro, un plan es un enemigo”, señala Rey.
El uso del suelo es otro punto de tensión en Lima. Hay mucha presión para privatizar los ya escasos espacios públicos. “Tienen que ser conservados con mucho recelo porque son los más democráticos de la ciudad y permiten el encuentro de las diferentes Limas”.
Las áreas públicas no solo se conforman de parques sino también de naturaleza —acantilados, cerros, lomas— que no debería de ser eliminada ni carcomida por una expansión urbana sin control.
A la vez, la polis se encuentra con la cultura, entendida no solo como arte sino como una relación entre espacios pluriculturales. “Los puntos de encuentro y la ciudad pertenecen a todos y tenemos derecho sobre ella. No es una Lima unidimensional-criolla sino también la del tacacho de la selva, la del huaino andino, la de la modernidad que modifica todo a su paso”.